Eres el elector, el votante, el que acepta lo que es; aquel que, mediante la papeleta de voto, sanciona todas sus miserias; aquel que, al votar, consagra todas sus servidumbres. Eres el criado voluntario, el lacayo, el perro que lame el látigo, arrastrándote bajo el puño del amo. Eres el soldado, el carcelero y el soplón. Eres el empleado fiel, el devoto servidor, el campesino sobrio, el obrero resignado a su propia esclavitud. Eres tu propio verdugo ¿De qué te quejas?
Albert Libertad.1906