Lo mismo es que me he acostumbrado al cambio, o que me pueden más las sensibilidades de aquellas personas que admiro que decenas de buenos discursos.
El caso es que me dejé convencer, hace meses, y no costó demasiado ese convencimiento; ha sido mucho peor decidir la mudanza, por más que estuviera prevista para verano, sin saber por aquel entonces que iba a coincidir casi con otra mudanza de verdad, de muebles, libros y recuerdos. Lo que cuesta salir de la zona de confort, renunciar a los me gusta. Pero no será mi primera vez, aunque no por eso las que le suceden resultan menos molestas.
Migro el blog a otras tierras, más queridas por ser quizá más costosas y que requieren mayor esfuerzo de convicción. Sobre todo para quienes prestan su servicio de alojamiento sin esperar nada a cambio: los compañeros y compañeras del colectivo autogestionado Autistici/Inventati. Mismo nombre, diferente extensión, de wordpress.com a noblogs.org: https://zagueros.noblogs.org/
Confío en no perderos. A quienes fuisteis fieles desde el principio y a quienes casi no lo fuisteis nunca. Cuando grito, lo hago porque no queda más remedio, aunque quizá solo vaya a prestarme oídos el cuello de la camisa, aun sin que apenas la use, pero es infinitamente más hermoso descubrir que, al otro lado, puedo hallaros siempre.
Seguimos compartiendo en septiembre. Abrazos.
Mudanza
A fuerza de mudarme
he aprendido a no pegar
los muebles a los muros,
a no clavar muy hondo,
a atornillar sólo lo justo.
He aprendido a respetar las huellas
de los viejos inquilinos:
un clavo, una moldura,
una pequeña ménsula,
que dejo en su lugar
aunque me estorben.
Algunas manchas las heredo
sin limpiarlas,
entro en la nueva casa
tratando de entender,
es más,
viendo por dónde habré de irme.
Dejo que la mudanza
se disuelva como una fiebre,
como una costra que se cae,
no quiero hacer ruido.
Porque los inquilinos
nunca mueren.
Cuando nos vamos,
cuando dejamos otra vez
los muros como los tuvimos,
siempre queda algún clavo de ellos
en un rincón
o un estropicio
que no supimos resolver.
(Fabio Morábito)
Puedes escuchar el poema en labios de su autor pinchando aquí.